lunes, 17 de agosto de 2015

Thomas Sowell: La izquierda inmune a los datos comprobables.


Articulo en inglés: Thomas Sowell: Fact-free left (2)

Traducción:

No hay manera de saber lo que está pasando en la mente de otra persona. Pero a veces su comportamiento nos dice más que sus palabras.

La izquierda política asevera que lo que ellos defienden auténticamente es en beneficio de los menos afortunados. Pero ¿cómo se puede verificar esta afirmación?

T.S. . Eliot dijo una vez: "La mitad del daño que se hace en este mundo se debe a las personas que quieren sentirse importantes. Ellos no quieren hacer daño a nadie, pero si, al final, el resultado de sus actos resulta ser perjudicial  en el fondo no les importa. O no lo ven o lo justifican porque están obsesionados permanentemente con la idea de crear una imagen positiva  de si mismos.
Esto nos sugiere que una manera de saber si los que dicen estar tratando de ayudar a los menos afortunados lo hacen sinceramente o si les es suficiente promover una política determinada hasta que consiguen que se lleve a cabo sin comprobar empíricamente si esa política ha logrado o no los objetivos que se esperaban de ella.
Los dos primeros pasos son suficientes para logra  que los defensores de esas políticas se sientan importantes y justos. Pero la prueba de que realmente se preocupan por lo que les ocurre a los supuestos beneficiarios de esa política que ellos promueven consiste en ver si se toman la molestia de revisar las evidencias empíricas del resultado de sus políticas una vez han sido puestas en práctica

Muchos, si no la mayoría,  de las personas que  defienden ardientemente las  leyes de salario mínimo, por ejemplo, nunca comprueban si estas leyes hacen más bien -por el aumento de los salarios de algunos trabajadores- que mal  -al impedir que muchos trabajadores jóvenes y sin experiencia consigan un puesto de trabajo.

Uno de los golpes de buena suerte que tuve en mi vida consistió en que cuando me fui de casa a los 17 años la tasa de desempleo para los negros varones de 17 años de edad se encontraba en valores de un solo dígito. La ley del salario mínimo en aquel momento  tenía diez años de antigüedad  y el salario mínimo especificado en  la ley en ese año era tan bajo que en la práctica no tenía ningún efecto. Después de 10 años de inflación el efecto de esa ley era el mismo que si no hubiera ninguna ley de salario mínimo.

La izquierda , por supuesto, quiso que el salario mínimo fuese incrementado   para mantenerse al día con la inflación. El resultado fue que, diez años después, la tasa de desempleo para los negros varones de 17 años de edad era de 27,5 por ciento  y desde entonces nunca ha bajado del 20 por ciento.
A la vez que  el salario mínimo iba aumentando tambien lo hacía la tasa de desempleo de los muchachos negros de 17 años. En 1971 el desempleo aumentó hasta el 33.4% y desde entonces nunca ha estado por debajo del 30%, con frecuencia a estado en el 40% y en algunas ocasiones llegó a estar por encima del 50%

Pero las personas que abogan por leyes de salario mínimo rara vez muestran ningún interés en las consecuencias reales de dichas leyes que llevan a  que muchos varones jóvenes estén  ociosos en las calles. Algo que no es bueno ni para ellos ni para sus comunidades.
Los defensores del salario mínimo se refieren a los trabajadores que cobran el SMI  como si se tratase  una categoría permanente de personas. En realidad, la mayoría de los trabajadores que cobran el SMI son jóvenes sin experiencia Nadie es joven de forma permanente pero sí que pueden estar sin experiencia durante un periodo prolongado, lo que perjudica sus posibilidades de conseguir un empleo y, además,  corren el riesgo de meterse en problemas mientras pierden el tiempo con otros jovenes también ociosos e inmaduros.
Existe el mismo  celo por parte de la izquierda en lo que se refiere a la intervención gubernamental en los mercados de vivienda y la misma falta de interés en comprobar cuales  son las consecuencias reales para la gente que se supone que se beneficia de estas políticas de vivienda gubernamentales, ya sea como inquilinos o como compradores de vivienda.

Las presiones gubernamentales y las amenazas obligaron a los prestamistas hipotecarios a bajar sus requisitos a la hora de conceder  préstamos. Esta política tenía el objetivo de facilitar que los solicitantes con  ingresos bajos y pertenecientes a minorías étnicas vieran aprobadas sus préstamos. Pero, después de que el boom de la vivienda se convirtiera  en la crisis de la vivienda, los grandes perdedores resultaron ser los compradores de vivienda que tenían  bajos ingresos y los que pertenecían a las  minorías étnicas , porque fueron incapaces de mantener al día los pagos de las hipotecas y terminaron perdiéndolo todo. Esta era precisamente la razón por la que sus solicitudes de hipotecas eran rechazadas antes de que los requisitos para obtenerlas fueran reducidos.

Las leyes de control de alquiler han dado lugar a la escasez de viviendas en las ciudades de todo el mundo. Más de un millar de edificios de apartamentos han sido abandonados por sus propietarios sólo en Nueva York. Más que suficientes para albergar a todos los sin techo de la ciudad.
El imponer impuestos altos a  "los ricos"es una cruzada muy popular de la izquierda, independientemente de lo se entienda por "rico". ¿Pero, alguien valora qué consecuencias tendría el aumentar los impuestos a los ricos?  Como, por ejemplo, que decidan invertir su dinero en el extranjero creando puestos de trabajo y crecimiento económico en otros países mientras que los trabajadores estadounidenses están desempleados y el crecimiento económico de Estados Unidos es anémico.

Todas estas políticas les permite a la izquierda política persistir en sus visiones ajenas a cualquier tipo de datos verificable.  Mientras  ellos se sienten  fenomenal  con ellos mismo van dejando un reguero de estragos a su paso.
Thomas Sowell

Thomas Sowell, ha ganado la Medalla Nacional de Humanidades, es un economista estadounidense, teórico social, filósofo político y autor. En la actualidad es Senior Fellow en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford.